El balón prisionero es uno de los juegos tradicionales más
divertidos y más jugados, pues en muchas ocasiones los profesores de educación
física lo usan para que los niños trabajen la coordinación de una forma muy
entretenida.
Para este juego hace falta una pelota y dibujar unos cuadrados
en el suelo, que serán los campos. A veces no hace falta dibujar nada, pues se
pueden usar las líneas de los polideportivos, como las que hay para jugar al
voleibol.
Los niños se tienen que dividir en dos equipos, y cada
equipo tiene un lanzador, el cual queda justo enfrente de los integrantes del
equipo contrario. El objetivo de este lanzador es dar con el balón a un
integrante del otro equipo, el cual queda eliminado.
Los lanzamientos se hacen por turnos y gana el equipo que
primero elimine a todos los integrantes del contrario, lo cual se suele alargar
en el tiempo, pues incluso los eliminados tienen parte activa en el juego, y
por eso es tan divertido.
Cuando un niño es eliminado pasa a una zona especial, en la
parte de atrás del equipo contrario, muy cerca de ellos. Los compañeros del
eliminado le pueden pasar el balón, y si logra tocar a otro chico del equipo
contrario, vuelve otra vez con sus compañeros, dejando la zona de eliminados.
Es por esto por lo que el balón prisionero es tan divertido.
Falta la última regla, que es la que pone en peligro al
lanzador. Si cuando lanza, un chico del equipo contrario logra coger el balón
sin que caiga al suelo, puede tirárselo al lanzador, que puede ser eliminado.
Por eso, los dos que lanzan tienen que tener cuidado con la
zona del cuerpo a la que apuntan, ya que si lo hacen demasiado alto el balón
puede ir a las manos del contrario, que devolverá el lanzamiento.